Codicilo para
un duelo
Las flores cuyos nombres
olvidamos,
esta conversación que mantenemos
y el silencio por el que discurrimos
son la ilusión del tiempo que sumamos,
la anamnesia de a qué pertenecemos
y el ser que, si presente, inadvertimos.
Somos el eco en curso hacia la ausencia
de imágenes con alma, la conciencia
de una vida que apenas intuimos.
esta conversación que mantenemos
y el silencio por el que discurrimos
son la ilusión del tiempo que sumamos,
la anamnesia de a qué pertenecemos
y el ser que, si presente, inadvertimos.
Somos el eco en curso hacia la ausencia
de imágenes con alma, la conciencia
de una vida que apenas intuimos.
De "Travesías del
Ausente" 2006
Editorial Lumen 2006
Editorial Lumen 2006
Ahora que ya se está muriendo poco
quedan tan pocas cosas por hacer
que no le importan lentitud demoras
no le importan.
Ya no le importan,
por acabar de hacer
como por no,
tan pocas cosas.
Y es que además se está -dicen-
muriendo poco a poco
porque leyó de Byron una cita
que presidía los poemas póstumos
de Jaime Gil de Biedma.
Desde luego se muere poco a poco
y no le importa saber tan pocas cosas
tener tan pocas cosas por hacer
y haber hecho tan pocas.
Sólo una vena de tinta detenida
sobre el sudario vegetal
alivia el paraíso amenazado
de agenda y pasaporte, documentos
de la apariencia imprescindible o circulante.
Quien nada sabe procede paulatino
y aun pertinaz ingenuo en la tarea
de ir más allá de obstáculos o plácemes.
Se va apocando poco a poco -dicen-
junto a la valla protectora de los niños,
de los años.
Más allá del caudal
del estertor o la cadencia brusca de los versos
convendría algún alto en el camino
y la confianza abrupta al fin
de una iracundia sosegada en el silencio
que inquiriera,
si de verdad se está muriendo poco a poco,
de qué fulmínea extraña enfermedad
se están muriendo sin cesar ustedes.
quedan tan pocas cosas por hacer
que no le importan lentitud demoras
no le importan.
Ya no le importan,
por acabar de hacer
como por no,
tan pocas cosas.
Y es que además se está -dicen-
muriendo poco a poco
porque leyó de Byron una cita
que presidía los poemas póstumos
de Jaime Gil de Biedma.
Desde luego se muere poco a poco
y no le importa saber tan pocas cosas
tener tan pocas cosas por hacer
y haber hecho tan pocas.
Sólo una vena de tinta detenida
sobre el sudario vegetal
alivia el paraíso amenazado
de agenda y pasaporte, documentos
de la apariencia imprescindible o circulante.
Quien nada sabe procede paulatino
y aun pertinaz ingenuo en la tarea
de ir más allá de obstáculos o plácemes.
Se va apocando poco a poco -dicen-
junto a la valla protectora de los niños,
de los años.
Más allá del caudal
del estertor o la cadencia brusca de los versos
convendría algún alto en el camino
y la confianza abrupta al fin
de una iracundia sosegada en el silencio
que inquiriera,
si de verdad se está muriendo poco a poco,
de qué fulmínea extraña enfermedad
se están muriendo sin cesar ustedes.
De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente" Editorial Lumen 2006
"Travesías del ausente" Editorial Lumen 2006
Y yo me iré...
J.R.Jiménez
Cuando te vayas, ni te llorarán
-es ley de vida,
o fue, dirá un colega-,
pensando como siempre en los demás.
Los bosques que ayer fueron
desaparecerán,
pero muy lentamente,
y lentamente seguirá el olvido
de las pautas aladas de febrero
frente al surco abolido de los campos.
De la voz de las gentes,
del humo de los trenes y de fábricas,
ni se hablará.
Pero lo alado -viento, nubes, pájaros
y el pueblo singular-
ha de seguir nutriendo un palimpsesto
por metaforizar.
Sólo suspiros o trasminaciones
invaden un ayer que se presenta
-«cuando tu te hayas ido»-
de nuevo en un poema
-«me envolverán las sombras»-
para engañar el tiempo que no engaña
ni siquiera al poeta que se ha ido
mientras los pájaros
(«cual negras, frías notas
escritas en la pauta de febrero»)
le cantan.
J.R.Jiménez
Cuando te vayas, ni te llorarán
-es ley de vida,
o fue, dirá un colega-,
pensando como siempre en los demás.
Los bosques que ayer fueron
desaparecerán,
pero muy lentamente,
y lentamente seguirá el olvido
de las pautas aladas de febrero
frente al surco abolido de los campos.
De la voz de las gentes,
del humo de los trenes y de fábricas,
ni se hablará.
Pero lo alado -viento, nubes, pájaros
y el pueblo singular-
ha de seguir nutriendo un palimpsesto
por metaforizar.
Sólo suspiros o trasminaciones
invaden un ayer que se presenta
-«cuando tu te hayas ido»-
de nuevo en un poema
-«me envolverán las sombras»-
para engañar el tiempo que no engaña
ni siquiera al poeta que se ha ido
mientras los pájaros
(«cual negras, frías notas
escritas en la pauta de febrero»)
le cantan.
Aunque el canto no siempre es
evidente,
ni para todos ido.
Menos mal.
ni para todos ido.
Menos mal.
De "No hay que volver"
2003
"Travesías del ausente" Editorial Lumen 2006
"Travesías del ausente" Editorial Lumen 2006
Poeta, ensayista y antólogo español nacido en Barcelona en 1936/2016.
mis grandes aficiones, leer poesía y fotografiar, pero nada de móvil,
con cámara de las de verdad.
en casa esta tarde fría de febrero,
me entretuve leyendo poesía, me inspiré,
para colgar este post.
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