aquellas mujeres

Fotos: Canon PowerShot G12 Llanars 31/08/2012 17:41 por jrrof

Maldita empatía

Por Emma Riverola

Aquellas mujeres

Fue la hija buena, la esposa abnegada y la madre perfecta. Se fundió en las voluntades ajenas y se escuchó lo justo para saberse viva. El aire que respiraba era el aliento de los suyos y sus manos, instrumentos para las aspiraciones de otros. Sus sueños se perdían entre la colada tendida al sol y la realidad los sujetaba con pinzas de madera reseca. Las tardes de verano, en la hora callada de la siesta, zurcía con puntadas diminutas los rotos del día. Entre pucheros y sartenes, reproducía recetas heredadas y sumaba pizcas de otras propias. Cuando servía los platos, con el ánimo inquieto del artista que espera el veredictico del crítico, escrutaba los rostros. A veces se conformaba con contemplarla avidez con la que su obra era devorada. Arte efímero.

Tenía un dicho para cada situación. En un mundo, solo las palabras útiles servían. Unas acariciaban. Otras regañaban. Las había que curaban. Las más eran la suma de todos los saberes, menos los que a ella le habían sido negados. Por su regazo pasaban niños que siempre partían. Ellos crecían. Ella envejecía. Y los álbumes de fotos, su sonrisa cargaba con las sonrisas de todos. La casa se fue tornando callada. Una noche, al acostarse pensó que, al fin, ya nadie esperaba nada de ella. A la mañana siguiente, como cada día, puso la cafetera en el fuego y se preparó las tostadas. Pero, entrañablemente, no tenía hambre, Entonces descubrió que estaba descalza. E incorpórea. Subió a la azotea y liberó las prendas. Su tiempo había acabado. Tan solo quedaba el fantasma de las mujeres que fuimos.

Mi Comentario: Tenía el recorte de la columna de YO DONA. 9 FEBRERO 2013, me gustó, de echo me gustan todos los artículos de Emma Riverola y este más, pues nos defina la vida de una mujer ama de casa, con todas sus etapas nacer, crecer, casarse, hijos, y morir, todo meticulosamente contado, rutina, aceptación del papel de mujer, resignación, sumisión, sufrimiento, en fin una mujer como las de mi juventud, lo recuerdo por mi madre y abuela. Des de aquí un reto homenaje por estas mujeres abnegadas, entregadas a su papel. En pleno siglo XXI, aún deben existir más en los pueblos, estas fotos de Llanars lo avalan, una gran colada resta tendida, por una gran mujer, de las de antes. Gracias Emma por darme la oportunidad de recordar y pensar, ya sabes que te sigo. Josep